"...Creo en todas las escusas.
Creo en todas las razones.
Creo en todas las alucinaciones.
Creo en todas las mitologías, recuerdos, mentiras, fantasías, evasiones.
Creo en el misterio y en la melancolía de una mano, en la gentileza de los árboles, en la sabiduría de la luz."

Creo (fragmento final. J. G. Ballard)

Tema 3



Tema 3. La diversidad hídrica y biogeográfica

VOCABULARIO: 
Escorrentía, caudal, caudal absoluto, caudal medio o módulo, caudal relativo, crecida, estiaje, irregularidad anual, régimen fluvial (nival, pluvial y mixto), cuenca hidrográfica, vertiente hidrográfica, torrente, arroyo, lagos (endógenos, tectónicos, volcánicos, exógenos, glaciares, cársticos, endorreicos, eólicos), albuferas, humedales, acuíferos, vegetación o flora, paisaje vegetal, bosque caducifolio, landa, prados, bosque perennifolio, matorral, maquia, garriga, estepa, bosque de ribera, coníferas, endemismo y reliquias vegetales, suelo, textura del suelo, estructura del suelo, permeabilidad, lixiviación, roca madre, tierra parda húmeda, rankers, tierra parda caliza, terra fusca, tierra parda meridional, suelo rojo mediterráneo, terra rossa, vertisuelos o tierras negras, suelo gris subdesértico o serosem, suelos azonales, suelos intrazonales.

Características generales
Debido a la configuración del relieve y a la inclinación de la meseta hacia el oeste cerca del 70% de las aguas españolas vierten al atlántico y sus ríos son largos y de escasa pendiente, todo lo contrario que los de la vertiente cantábrica y mediterránea.
Los grandes ríos españoles (a excepción del Ebro) tienen un trazado paralelo, entre un sistema montañoso y otro, debido a esta disposición horizontal de los grandes sistemas montañosos. Así se explica que ríos que transcurren por zonas relativamente secas, puedan llevar un caudal importante, ya que recogen a través de los afluentes las aguas procedentes de ambos sistemas montañosos.
Otra característica es su intensa relación con la ocupación del territorio, así las grandes ciudades históricas españolas se sitúan su cauce o en su desembocadura, sin olvidar que sus valles son utilizados para el establecimiento de vías de comunicación.

Factores que influyen en los ríos peninsulares
El clima es el factor más importante e influyente en la red hidrográfica. Debido a que el caudal de un río procede de la escorrentía, existe una relación directa entre la cantidad de precipitaciones y el caudal. Así, como existe otra relación muy directa entre el régimen pluviométrico de un clima y el régimen hidrográfico del río de ese clima.
El relieve es el segundo factor. Condiciona su trazado, aporta su pendiente, la velocidad, la fuerza erosiva del río y su potencialidad para la producción de electricidad. Si el río transcurre por elevadas alturas ese río puede tener un régimen nival.
El suelo es otro factor importante, ya que dependiendo de su grado de permeabilidad del cauce por donde transcurren, los ríos pueden tener unas características u otras. Si el sustrato es impermeable no interfiere en el caudal, pero si es permeable, como los suelos calizos, absorbe y retiene una gran cantidad de agua, que luego aflorara a través de los manantiales o muchos kilómetros de distancia (los ojos del Guadiana, el río Piedra...)
La vegetación evita el desplazamiento rápido de las aguas por las laderas y ralentiza el proceso de incorporación al río, siendo un excelente atenuador de las crecidas violentas y torrenciales de los ríos mediterráneos.
Por otra parte, están los factores antrópicos que alteran los regímenes de los ríos a través de la construcción de pantanos o trasvases.

El caudal
El caudal de un río es la cantidad de agua expresada en metros cúbicos que transporta por segundo. Esto sería el caudal absoluto, mientras que el caudal relativo pone en relación la cantidad de agua transportada con la superficie de la que procede. En la Península, los ríos más caudalosos son el Ebro, el Duero y el Tajo. Los ríos más caudalosos son los más largos, sin embargo si utilizamos el concepto de caudal relativo lo más caudalosos serán los ríos de la vertiente cantábrica.
Además del tamaño, la caudalosidad de un río se relacionada con la latitud por la que transcurre. Los dos ríos más caudalosos, el Ebro y el Duero, transcurren por el norte, el Tajo transcurre por el centro y tiene un caudal intermedio, mientras que los dos ríos grandes más meridionales tienen un caudal más escaso.
Por último hay que reseñar las extraordinarias variaciones de caudal en momentos determinados, sobre todo en otoño o verano, y relacionados con fenómenos tormentosos o de gotas frías, que a veces tienen como consecuencia grandes inundaciones con abundantes victimas.

Régimen fluvial
Entendemos por régimen fluvial la variación del caudal de un río a lo largo de los doce meses del año. Los regímenes fluviales se clasifican de acuerdo con la procedencia de las aguas. Así, existen dos grandes regímenes, el pluvial y el nival, que se combinan y se dividen a su vez en otros subtipos.
No existe un régimen nival completo (máximo de caudal en primavera) y si combinado con el pluvial, apareciendo el nivo-pluvial o el pluvio-nival(ríos pirenaicos). El régimen mayoritario de los ríos españoles es el pluvial, que se divide en las distintas clasificaciones climáticas. El régimen pluvial oceánico tiene un máximo de invierno y un mínimo de verano, pero su gran característica es la regularidad sin grandes crecidas, ni estiajes (vertiente cantábrica). Todo lo contrario que el régimen pluvial mediterráneo (ríos levantinos), que se caracteriza por un régimen en forma de S o Zig-Zag, ya que tiene dos máximos en los equinoccios y dos mínimos en los solsticios, sobre todo uno muy pronunciado en verano. Por último está el pluvial subtropical con un máximo de noviembre a febrero y un mínimo muy pronunciado de Marzo a Octubre en concordancia de las precipitaciones de la fachada mediterránea meridional (Guadalete, Barbate, Guadiaro...) Los regímenes fluviales se pueden observar en los pequeños ríos, en los grandes es régimen es muy complejo y tributario de las muchas influencias que recibe.